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20 Al ver que no aparecían ni el sol ni las estrellas durante muchos días y la tormenta continuaba con más fuerza, perdimos toda esperanza de salvarnos.

21 Ninguno de nosotros había comido en muchos días. Entonces Pablo se puso de pie en medio de todos y dijo: «Señores, ustedes debieron haberme hecho caso de no navegar desde Creta, y así no hubieran tenido tantos problemas y pérdidas. 22 Pero ahora les digo que no se preocupen, que ninguno de ustedes perderá la vida, solamente se perderá el barco. Por tanto, ¡alégrense!

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